El cuentacuentos
más fantástico del planeta,
con esa lengua
dispuesta a contar la maravilla
se enmaraña en palabras y cuenta.
Cuenta como
son las cosas, a veces como él las ve.
Y otras veces como deberían ser.
Cuenta
historias pasadas, que le hubieran podido pasar a cualquiera.
Y cuenta
historias mágicas, de esas que todos deseamos que nos pase.
El
cuentacuentos habla sereno,
va haciendo ribetes con las oraciones
que quedan
flotando en el aire
para que los desmemoriados las relean una y otra vez.
Llega un silencio
y en cada pausa,
el cuentacuentos exhala misterio y te deja el alma en vilo.
A veces no
pasa nada del otro mundo,
pero el cuentacuentos sabe trocar lo común en
extraordinario.
Otras veces
lo inesperado ocurre, y quedan los incrédulos boquiabiertos,
porque el
cuentacuentos hace real lo imposible.
Al terminar,
el cuentacuentos más fantástico del planeta sonríe.
Y alrededor
de su sonrisa se forma un paréntesis
que devela el secreto del mejor
cuentacuentos de la historia:
(colorín colorado, está historia recién ha
comenzado…)