Jornadas de magia y encanto, llenos de sueños incumplidos del pasado y utopías futuras que en la cotidianidad se podían tocar.
Los 21 olían a certeza de amor verdadero, a mañanas compartidas, a mate cocido.
Eran las caminatas a pulso exacto, coordinadamente juntos, para el mismo lado.
Cada 21 llegaba y las sonrisas se renovaban,
Los abrazos eternos, las miradas cómplices, las carcajadas limpias, cada 21 eran más inmensas.
Hoy es 21, hay silencio y vacío.
Cronos y su crueldad o Kairós y su abandono...
(Quien puede saberlo) volvieron a los 21 un día más.
Serán días ordinarios otra vez.
Pero un segundo de cada 21 una ceniza del fuego quemará desde adentro.
Porque los 21 no se olvidan más.