domingo, 3 de noviembre de 2013

Amor invernal

Quiero un amor, pero no de verano. 
Necesito un amor de invierno, que cuando hace frío y se me congelen los pies quiera calentarlos. 
Un amor de invierno que prepare comidas llenas de proteínas, carbohidratos y amor. Un guiso completo, con todo y amor, que de fuerzas y renueve las ganas.
Un amor de invierno bien entendido no le tiene miedo a los temporales, es más, se prepara para ellos llenando la alacena de cosas que parecen inútiles: muchas latas de arvejas, lentejas, cantidad de silencios y mucho de escucha. Porque el amor de invierno sabe que la tormenta no avisa cuando va a venir.
Un buen amor de invierno irradia calor, pero si no logra calentar lo suficiente, no improvisa. Tiene muchas frazadas, guantes y medias de lana. No deja que el frío te congele las ideas, mucho menos el corazón.
El amor de invierno gusta de quedarse en casa, abrazándote esperanzado. Espera, es paciente. Y mientras lo hace prepara chocolate caliente y te entibia las manos, el cuerpo y el alma.

Un amor de invierno es el amor que yo quiero. Intenso.
Porque se sabe que si soporta fríos polares e implacables tormentas, bien puede vivir tranquilo y feliz la primavera, el otoño y el verano.

Igual...sé que un amor de invierno no es sencillo de encontrar, los que abundan son los amores de verano.